Y mientras cabalgaba, mi corazón resonaba en los pasos sobre el prado húmedo; resonaba en el resoplar y el tascar del freno de mi caballo tordo, y una dicha inefable iluminó mi corazón, y supe que si dejaba ahora este mundo, caería en el paraíso” BARON DE MÜNCHAUSEN
El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos, los caballos. (Platón)
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